martes, 23 de junio de 2009


ALBERTO ANDRADE Y LA MODERNIZACION DEMOCRATICA
Por: Michel Azcueta.

Me tocó vivir cerca de Alberto Andrade momentos muy importantes para el Perú en las últimas décadas y para mí personalmente, por lo que, al igual que muchísimos peruanos siento realmente su partida. Con él compartimos ideas y objetivos y, también, en pocas ocasiones, ciertamente, discrepábamos. Puedo confirmar, como lo están haciendo mucho amigos estas horas, su profundo amor por el Perú, con un nacionalismo criollo sano, basado en Lima, pero abierto a todas las regiones del Perú, su alta valoración de la amistad y su inmediata disposición para ayudar al que lo necesitaba, por encima de cuestiones burocráticas, y la valentía para tomar decisiones cuando muchos sólo hablaban. Quiero, cuando hace unos momentos nos enteramos de su fallecimiento, resaltar algunos de sus aportes al Perú y a Lima y a la democracia.

Primero, su defensa de la paz. En el Perú solemos tener una memoria muy corta. En momentos de violencia y de terror, Miraflores y Villa El Salvador convocaron conjuntamente a la gran marcha por la paz, después de los atentados en los dos distritos, promoviendo una movilización, una toma de conciencia sobre la necesidad de la paz en Lima, ciudad que, hasta ese momento, estaba viviendo al margen de lo que ocurría en el Perú. Fue una decisión valiente unir a Miraflores con Villa El Salvador, un distrito popular, y tuvo repercusiones nacionales iniciándose así el arrinconamiento de la violencia en importantes sectores de la opinión publica.

La solidaridad con las víctimas de la violencia, soldados, policías y civiles fue una constante en Alberto Andrade. Muchos podemos dar testimonio de ello.
Después de sus dos exitosas gestiones como alcalde de Miraflores, se propuso replicar parte de este trabajo en Lima Metropolitana. Reúne un equipo de políticos, profesionales y dirigentes para fundar, primero Somos Lima –y, después Somos Perú- y gana las elecciones municipales, asumiendo la alcaldía metropolitana de Lima, realizando una obra que nadie ha dejado de reconocer. Más allá de enumerar lo que hizo, quiero subrayar la influencia de la gestión del Dr. Andrade en los municipios del país, en el ordenamiento de las ciudades, en la preservación de los centros y zonas históricas, en la valoración de la gestión municipal, en la defensa de la democracia local en momentos en que la dictadura quería acabar con ella.
Es precisamente esta experiencia con los alcaldes del Perú, que siempre le vieron como un su mejor representante a nivel nacional e internacional, que Andrade asume el principio de lograr para el Perú una modernización en democracia y no en dictadura, como la propaganda fujimorista anunciaba permanentemente. De ahí asume nuevas responsabilidades e, inclusive, es objeto de una de las mayores campañas de aniquilamiento político conocidas en el Perú a través de la maquinaria de Fujimori y Montesinos.
Alberto Andrade, caballero criollo, peruano de corazón, demócrata y servidor de causas nobles nos ha enseñado mucho a lo largo de su vida. Personalmente, le doy las gracias por ello. Estoy seguro que la gran mayoría de peruanos harán lo mismo. Descansa en paz.