“PICHKAMARCA”: SANTUARIO DEL HANAN YAUYOS
Por: Manuel Madueño Ramos
(2) Una gratitud muy especial a la profesora Nélida Suyo Rivera, pionera del estudio de la cultura de nuestro Yauyos, gestionó a los estudios: arqueólogo César Astuhuamán y a los antropólogo José Carlos Vilcapoma y José Limonchi, para que viajen a Pichkamarca y disertarlo en la “Conferencia de la Fundación del Hanan Yauyos”. Esta se llevó a cabo en Centro Cultural España.- Lima.
Por: Manuel Madueño Ramos
Es el Sitio Arqueológico pre-inka más importante, que se encuentra ubicado en el distrito de Cochas, que desde tiempos inmemoriales perteneció al Hanan Yauyos, zona noroeste de la provincia de Yauyos, donde se hallan los distritos de Huáñec, Quinches, Huampará, Ayavirí, Tauripampa, San Joaquín, Omas, Quinocay, San Pedro de Pilas. La Nación o Señorío de los Yauyos, antes de la llegada del Inka Túpac Yupanqui formó la “Confederación de los Yauyos”, con la unión de tres grandes etnias divididas en Hatun Yauyos, cuyo centro fue “Ñaupahuasi”; Hanan Yauyos, su centro más importante, Huarochirí, abarcó los pueblos de Canta, Cajatambo, Oyón hasta las márgenes del río Huarmey; y Hurin Yauyos formado por los pueblos que se encontraban en los valles cisandinos de la Costa, denominado “yungas”.
El Santuario de “Pichqamarca”, es la montaña tutelar más alta de Hanan Yauyos, que a la distancia se observa como un cerro con cinco picos elevados, formado por el plegamiento de la corteza terrestre en la Era Arqueozoica, hace 650 millones de años, periodo cretácico, época de levantamiento de la Cordillera de los Andes del fondo de los mares. Pichkamarca, proviene del runa simi (Lengua del pueblo):
Pichka, que significa cinco
Marka, encarna lugar o sitio
Para llegar a este lugar sagrado, se tiene que ir por una carretera afirmada de varios kilómetros del pueblo de Cochas, luego por un camino de herradura; porque el terreno se halla en la cumbre de un cerro, cuya estructura está en un 96% bajo tierra, enterrado por huaycos, tierras y piedra erosionada por acción de la radiación solar, erosión eólica y pluvial, por el tiempo y total abandono. Recientes investigaciones, evidencian aspectos reveladores de su existencia. En primer lugar la piedra, que en la cultura peruana es fundamental porque con ella se construyó Machu Picchu y Pichkamarca no podía ser la excepción. En el camino encontramos mojones de piedras plantadas, talladas que llaman “huancas”, dentro de ellas se encuentra el espíritu de los cerros y montañas; la piedra guarda muchos secretos que todavía la ciencia no lo ha descifrado, tiene energía, color, luz y vida; allí está encerrada la historia de la humanidad y del planeta. Algún día será interpretada su simbología
“Pichkamarca”, fue un adoratorio porque sirvió como lugar de rito de los cientos de peregrinos de distintas etnias que llegaban continuamente a solicitar milagros y prodigios así como donar alimenticios al dios de “Pichkamarca, a eso lo llama el Dr. José Limonchi (1), “Acercamiento al espacio sagrado, ritual del Hanan Yauyos”. En un viaje que expresamente que hizo el Dr. Limonchi con un grupo arqueólogos, antropólogos, historiadores de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a solicitud expresa de la profesora Nélida Suyo Rivera (2) y Prudencio Pablo Javier Pérez alcalde de Cochas, estudiaron y verificaron in situ el espacio geográfico y el desarrollo esta cultura. Son visibles algunas escalinatas hechas a base de piedras talladas, por donde se asciende desde una pequeña quebrada, para llegar a la cumbre de esta ruina pre-inka.
Cuando estos investigadores estuvieron observando el Sitio Arqueológico, inadvertidamente aparecieron dos cóndores con las alas desplegadas, uno tras del otro, surcando la quebrada como expresando que el territorio de los Dioses estaban siendo profanados. Según el Dr. Limonchi, este animal es la manifestación de los apus y wamanis, espíritus de las montañas que vigilan continuamente sus dominios para que no sean mancillados, sin pago alguno, porque para visitar tienen que hacer ciertos ritos de pagos a las montañas siguiendo lo que se especula fueron las ceremonias de la civilización más antigua de América. En el ámbito andino se cree que todos los entes inertes, inanimados tienen vida igual que los seres vivientes, por lo tanto nuestras vidas están protegidas, por los accidentes geográficos de la Tierra.
Para ingresar a este cerrado sagrado, es necesario hacer especiales actos litúrgicos si se quiere decir, haciendo donaciones al espíritu de los cerros como a todos los dioses o seres vivientes, a base de chicha de jora, de molle o de maguey, upi (mazamorra de maíz con sangre de llama). Necesitan ser honrado y homenajeados como a un verdadero Dios viviente, sino los profanadores mueren o se desgracian, por que ellos violados lugares que consideran sangrados. Muchas veces la muerte le llega lentamente, aparecen ampollas y comezones en todo el cuerpo se llenan de sarnas y otras desgracias que sólo conocen los pobladores de la zona. Después dejan de existir.
Cuando el ejército del inka del General Cápac Yupanqui y del príncipe Túpac Yupanqui, llegaron al Hanan Yauyos conquistando pueblos y naciones; los belicosos Yauyos se enfrentaron al poderoso ejército, a pesar de encontrarse en inferiores de condiciones. Garcilaso Inka de la Vega, dice que los Yawyos se rindieron fácilmente ante el Inka, esto parece que es falso. Si hubiera sido así, el Inka no hubieran trasladados a centenares de ellos al valle de Hatun Xauxa y otro al Callejón de Huaylas, en calidad de mitimaes forzosos con la condición, que no volvieran a su lugar de origen, bajo pena de muerte. En todo caso dice el Dr. José Limonchi, que Garcilaso “no se refirió a todos los Yauyos en su conjunto, sino a algunos poblados. Lo cierto es que había un grupo cercano al Inka que eran sus aliados”. Los desterraron al valle del Mantaro, donde fundaron el pueblo de Yauyos (Jauja), hoy existe.
Es posible que el origen del hombre cochasino, se halle en “Pichkamarca”. Allí deben estar sus ancestros. Después de la dominación de los inkas, llegaron del altiplano, cientos de mitimaes para atenuar la belicosidad de los Yauyos. A los curacas que se plegaban, el Inka les obsequiaban mujeres, vestimentas, de esa manera la naciones aparentemente estaban apacibles. A la llegada de los españoles, todos los pueblos dominados se subieron. Las indias se unieron con ellos, pero los Yawyos, nunca quisieron ser conquistarlos; por eso durante la Colonia, los curas con el pretexto de la “Extirpación de las Idolatrías” destruyeron huacas, huancas, todo lo que era sagrado para los aborígenes y pueblos reduciéndolos a 39. Muchos curacas del Hatun Yauyos se enfrentaron ante el abuso de los Encomenderos, denunciándolos ante la Real Audiencia que eran los máximo tribunales.
El idioma de los “Pichqamarca” necesariamente fue el jaqaru, porque estaba influenciado por sus dominadores del Hatun Yauyos. El lingüista Alfredo Torero, manifiesta que de acuerdo al estudio de toponimia de la lengua de los Yawyo, esta lengua todavía se habla en el distrito de Tupe, Aiza y Colca, cuya influencia llegó hasta las actuales provincias de Canta, Cajatambo, Oyón donde encontramos nombres de pueblos, cerros, ríos con toponimia del jaqaru. Los Yauyos dominó toda la región andina de Lima, con la fuerza batalladora de su lengua y su belicosidad, en una geografía hostil y agreste. Huamán Poma de Ayala, lo llama “Cordillera de los Yauyos”, de difícil acceso y llena de accidentes geográficos. La divinidad mayor de los “Pichkamarca”, así como de la Nación de los Yauyos, fue el dios “Pariaqaqa”, quien venció a “Huallallo Carhuincho”, en una singular batalla, arrojándolos al valle del Mantaro.
La economía estaban basados en la agricultura y en la ganadería, esta última actividad era practicada generalmente por los “llacuaces”, poblaciones de origen aimara que emigraron a la sierra central y norcentral. Estos ayllus comprendían una amplia zona de Yauyos, Huarochirí, Jauja, Cajatambo, Atavillos, Recuay. Veneraban al rayo. Hombres que vivían en las estepas puneras o altas cordilleras, donde la temperatura en las noches baja e menos cinco grados y en el día asciende a veinte grados. Allí se dedican a la caza y a la crianza de llamas y guanacos.
En las altiplanicies o punas no caen las lluvias, sólo la nevada en forma de minúsculos algodoncitos que van cubriendo de blanco todo el paisaje, borrando las huellas de caminos, campos y de las concavidades de la tierra. Allí sólo vive los pastores de animales auquénidos y ovinos, pero es una ganadería intensiva, la carne tienen poco peso y la lana es de baja calidad
En urgente que las autoridades del Hanan Yauyos, se unan como un solo puño y contraten arqueólogos, antropólogos para que hagan un estudio de retrospección del Santuario Arqueológico de “Pichkamarca”, entonces podemos tener esperanza que la verdadera historia de la civilización de la Nación de los Yauyos, está escrita en sitios inimaginables del territorio del Hanan Yauyos.
(1) José Limonchi, Antropólogo. Catedrático Principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima.
El Santuario de “Pichqamarca”, es la montaña tutelar más alta de Hanan Yauyos, que a la distancia se observa como un cerro con cinco picos elevados, formado por el plegamiento de la corteza terrestre en la Era Arqueozoica, hace 650 millones de años, periodo cretácico, época de levantamiento de la Cordillera de los Andes del fondo de los mares. Pichkamarca, proviene del runa simi (Lengua del pueblo):
Pichka, que significa cinco
Marka, encarna lugar o sitio
Para llegar a este lugar sagrado, se tiene que ir por una carretera afirmada de varios kilómetros del pueblo de Cochas, luego por un camino de herradura; porque el terreno se halla en la cumbre de un cerro, cuya estructura está en un 96% bajo tierra, enterrado por huaycos, tierras y piedra erosionada por acción de la radiación solar, erosión eólica y pluvial, por el tiempo y total abandono. Recientes investigaciones, evidencian aspectos reveladores de su existencia. En primer lugar la piedra, que en la cultura peruana es fundamental porque con ella se construyó Machu Picchu y Pichkamarca no podía ser la excepción. En el camino encontramos mojones de piedras plantadas, talladas que llaman “huancas”, dentro de ellas se encuentra el espíritu de los cerros y montañas; la piedra guarda muchos secretos que todavía la ciencia no lo ha descifrado, tiene energía, color, luz y vida; allí está encerrada la historia de la humanidad y del planeta. Algún día será interpretada su simbología
“Pichkamarca”, fue un adoratorio porque sirvió como lugar de rito de los cientos de peregrinos de distintas etnias que llegaban continuamente a solicitar milagros y prodigios así como donar alimenticios al dios de “Pichkamarca, a eso lo llama el Dr. José Limonchi (1), “Acercamiento al espacio sagrado, ritual del Hanan Yauyos”. En un viaje que expresamente que hizo el Dr. Limonchi con un grupo arqueólogos, antropólogos, historiadores de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, a solicitud expresa de la profesora Nélida Suyo Rivera (2) y Prudencio Pablo Javier Pérez alcalde de Cochas, estudiaron y verificaron in situ el espacio geográfico y el desarrollo esta cultura. Son visibles algunas escalinatas hechas a base de piedras talladas, por donde se asciende desde una pequeña quebrada, para llegar a la cumbre de esta ruina pre-inka.
Cuando estos investigadores estuvieron observando el Sitio Arqueológico, inadvertidamente aparecieron dos cóndores con las alas desplegadas, uno tras del otro, surcando la quebrada como expresando que el territorio de los Dioses estaban siendo profanados. Según el Dr. Limonchi, este animal es la manifestación de los apus y wamanis, espíritus de las montañas que vigilan continuamente sus dominios para que no sean mancillados, sin pago alguno, porque para visitar tienen que hacer ciertos ritos de pagos a las montañas siguiendo lo que se especula fueron las ceremonias de la civilización más antigua de América. En el ámbito andino se cree que todos los entes inertes, inanimados tienen vida igual que los seres vivientes, por lo tanto nuestras vidas están protegidas, por los accidentes geográficos de la Tierra.
Para ingresar a este cerrado sagrado, es necesario hacer especiales actos litúrgicos si se quiere decir, haciendo donaciones al espíritu de los cerros como a todos los dioses o seres vivientes, a base de chicha de jora, de molle o de maguey, upi (mazamorra de maíz con sangre de llama). Necesitan ser honrado y homenajeados como a un verdadero Dios viviente, sino los profanadores mueren o se desgracian, por que ellos violados lugares que consideran sangrados. Muchas veces la muerte le llega lentamente, aparecen ampollas y comezones en todo el cuerpo se llenan de sarnas y otras desgracias que sólo conocen los pobladores de la zona. Después dejan de existir.
Cuando el ejército del inka del General Cápac Yupanqui y del príncipe Túpac Yupanqui, llegaron al Hanan Yauyos conquistando pueblos y naciones; los belicosos Yauyos se enfrentaron al poderoso ejército, a pesar de encontrarse en inferiores de condiciones. Garcilaso Inka de la Vega, dice que los Yawyos se rindieron fácilmente ante el Inka, esto parece que es falso. Si hubiera sido así, el Inka no hubieran trasladados a centenares de ellos al valle de Hatun Xauxa y otro al Callejón de Huaylas, en calidad de mitimaes forzosos con la condición, que no volvieran a su lugar de origen, bajo pena de muerte. En todo caso dice el Dr. José Limonchi, que Garcilaso “no se refirió a todos los Yauyos en su conjunto, sino a algunos poblados. Lo cierto es que había un grupo cercano al Inka que eran sus aliados”. Los desterraron al valle del Mantaro, donde fundaron el pueblo de Yauyos (Jauja), hoy existe.
Es posible que el origen del hombre cochasino, se halle en “Pichkamarca”. Allí deben estar sus ancestros. Después de la dominación de los inkas, llegaron del altiplano, cientos de mitimaes para atenuar la belicosidad de los Yauyos. A los curacas que se plegaban, el Inka les obsequiaban mujeres, vestimentas, de esa manera la naciones aparentemente estaban apacibles. A la llegada de los españoles, todos los pueblos dominados se subieron. Las indias se unieron con ellos, pero los Yawyos, nunca quisieron ser conquistarlos; por eso durante la Colonia, los curas con el pretexto de la “Extirpación de las Idolatrías” destruyeron huacas, huancas, todo lo que era sagrado para los aborígenes y pueblos reduciéndolos a 39. Muchos curacas del Hatun Yauyos se enfrentaron ante el abuso de los Encomenderos, denunciándolos ante la Real Audiencia que eran los máximo tribunales.
El idioma de los “Pichqamarca” necesariamente fue el jaqaru, porque estaba influenciado por sus dominadores del Hatun Yauyos. El lingüista Alfredo Torero, manifiesta que de acuerdo al estudio de toponimia de la lengua de los Yawyo, esta lengua todavía se habla en el distrito de Tupe, Aiza y Colca, cuya influencia llegó hasta las actuales provincias de Canta, Cajatambo, Oyón donde encontramos nombres de pueblos, cerros, ríos con toponimia del jaqaru. Los Yauyos dominó toda la región andina de Lima, con la fuerza batalladora de su lengua y su belicosidad, en una geografía hostil y agreste. Huamán Poma de Ayala, lo llama “Cordillera de los Yauyos”, de difícil acceso y llena de accidentes geográficos. La divinidad mayor de los “Pichkamarca”, así como de la Nación de los Yauyos, fue el dios “Pariaqaqa”, quien venció a “Huallallo Carhuincho”, en una singular batalla, arrojándolos al valle del Mantaro.
La economía estaban basados en la agricultura y en la ganadería, esta última actividad era practicada generalmente por los “llacuaces”, poblaciones de origen aimara que emigraron a la sierra central y norcentral. Estos ayllus comprendían una amplia zona de Yauyos, Huarochirí, Jauja, Cajatambo, Atavillos, Recuay. Veneraban al rayo. Hombres que vivían en las estepas puneras o altas cordilleras, donde la temperatura en las noches baja e menos cinco grados y en el día asciende a veinte grados. Allí se dedican a la caza y a la crianza de llamas y guanacos.
En las altiplanicies o punas no caen las lluvias, sólo la nevada en forma de minúsculos algodoncitos que van cubriendo de blanco todo el paisaje, borrando las huellas de caminos, campos y de las concavidades de la tierra. Allí sólo vive los pastores de animales auquénidos y ovinos, pero es una ganadería intensiva, la carne tienen poco peso y la lana es de baja calidad
En urgente que las autoridades del Hanan Yauyos, se unan como un solo puño y contraten arqueólogos, antropólogos para que hagan un estudio de retrospección del Santuario Arqueológico de “Pichkamarca”, entonces podemos tener esperanza que la verdadera historia de la civilización de la Nación de los Yauyos, está escrita en sitios inimaginables del territorio del Hanan Yauyos.
(1) José Limonchi, Antropólogo. Catedrático Principal de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima.
(2) Una gratitud muy especial a la profesora Nélida Suyo Rivera, pionera del estudio de la cultura de nuestro Yauyos, gestionó a los estudios: arqueólogo César Astuhuamán y a los antropólogo José Carlos Vilcapoma y José Limonchi, para que viajen a Pichkamarca y disertarlo en la “Conferencia de la Fundación del Hanan Yauyos”. Esta se llevó a cabo en Centro Cultural España.- Lima.