martes, 6 de noviembre de 2012


DESCENDIENTES DE PRIMEROS MAESTROS DE HUANGASCAR CONSTRUYEN EL NUEVO LOCAL DEL CLUB DE MADRES (Agosto 2012)

Por: Alfredo e Irma Gamarra Cortijo
Hijos de Manuel y Teofila, primeros maestros de Huangáscar

Este relato se basa en información proporcionada por Alfredo, mi tío, e Irma, mi madre. En la actualidad, ambos bordean los 90 años, pero su claridad mental ha hecho posible rescatar estas valiosas vivencias de la historia de la familia Gamarra que también son la historia de Huangáscar.

Manuel y Teofila, primeros maestros de Huangáscar, tuvieron 11 hijos: María Teresa, Emadolfina, Leonor, Manuel, Irma, Alfredo, Teofila, Ester, Georgina, Consuelo y Sofía. En la actualidad, tenemos la alegría de tener aún con nosotros a 6 de los hijos de Manuel y Teofila. Ellos nunca se olvidaron de Huangáscar, el sitiecito que los vio nacer, escondido entre piedras y montañas, ignorado del mundo, pero no de Dios.

 FAMILIA GAMARRA CORTIJO LUEGO DE LA MUERTE DE LAS DOS PRIMERAS HIJAS

Para entender la motivación que hizo posible la construcción del nuevo Club de Madres de Huangáscar, es importante remontarnos a principios del siglo XX, cuando Manuel y Teofila llegaron a Huangáscar

ENCUENTRO DE DOS ALMAS
Teófila y Manuel, llegaron a la zona sur de Yauyos en 1902. Ella natural de Huancavelica y él de Ayacucho.
Manuel tenía una esmerada educación adquirida en sus años de estudio para diácono en el seminario de Ayacucho. El iva acompañando a su madre, Carlota Rojas Tineo, a las exequias de su tío el Párroco de Víñac, Justiniano Rojas. Teófila era sobrina del nuevo clérigo Benjamín Retamozo. El amor surgió entre ambos jóvenes y culminó en un matrimonio que duró toda la vida. Teofila tenía 15 años y Manuel 24 años cuando iniciaron su vida juntos. En esos tiempos el viaje de Ayacucho a Víñac se hacía a pie durante cuatro días y medio y desde Huancavelica, en tres días y medio. El camino cruzaba por quebradas, precipicios y punas, no había lugar para cobijarse. Manuel y Teofila nunca regresaron a sus pueblos de origen.

El alcalde de Víñac Juan Bautista Leyva pidió a Manuel se encargase en la enseñanza de los niños. El Municipio pagaba. Al mismo tiempo solicitó que pintase el interior de la iglesia con escenas sacras. Manuel, paralelamente a sus estudios, había desarrollado una gran habilidad en la pintura con los mejores artistas de Ayacucho. Además, había aprendido a encuadernar libros con carátulas de cuero y a poner títulos y nombres en pan de oro. A los pocos años, la familia Gamarra-Cortijo se trasladó a Huangáscar. Ahí continuaron como preceptores (maestros) Mientras Manuel enseñaba a los niños, Teófila se encargaba de las niñas. Los cursos más importantes eran Matemáticas, Historia, Geografía, Botánica y Catecismo. A los niños se les hacía actuar en obras teatrales y se puso gran énfasis en higiene y conducta social.

Manuel, dejó pinturas hechas sobre las paredes con imágenes de los apóstoles en el interior de los templos de Víñac y Huangáscar. En éste último distrito, aún se puede apreciar la alta calidad de su arte. En Víñac, la iglesia, una verdadera joya colonial, construida en la época del Virrey Francisco de Toledo, en 1570, fue demolida y con ella se perdió las hermosas pinturas de la iconografía virreinal.
TEOFILA CORTIJO Y MANUEL GAMARRA

VIDA EN HUANGASCAR HACE 100 ANOS
Manuel y Teófila tuvieron 11 hijos. A medida que crecían salían de Huangáscar a continuar sus estudios. Al término del período escolar los padres e hijos menores caminaban a su encuentro, hasta el sitio conocido, UCHCURUMI a darles la recepción. La alegría de padres y hermanitos era desbordante había lloros, abrazos. La entrada al pueblo era triunfal. Las campanas repicaban hasta el cansancio, había quemas de cohetes y la banda de músicos entonaba melodías marciales y huaynos. Todo era algarabía de grandes y chicos. Era una fiesta poblana.

La vida en esos lugares era dura para los esposos Manuel y Teófila. No tenían el confort de sus pueblos de origen. Carecían de agua, electricidad, servicios médicos, servicios postales y carpetas para la escuela. Los estudiantes escribían sobre sus rodillas sentados en poyos de barro o piedra. Sin embargo el curriculum escolar se cumplía con toda normalidad. La vida primitiva en esos pueblos olvidados era degradante. Niños, puercos y perros sin dueños transitaban por las calles, mientras los padres estaban ocupados cultivando sus terrenos y pastando sus animales.

A fines del mes de marzo, los estudiantes retornaban a las escuelas de Lima, Chincha o Huancayo. Viajaban en grupos, pasando por caminos estrechos a lo largo del río Auquichanka, conocido como río Huangáscar. Eran caminos peligrosos, al pequeño resbalón significaba dejar sus huesos en el fondo del barranco. El puente colgante de Llangas carecía de algunos travesaños, animales y hombres podían irse a las turbulentas aguas del río. El punto de reunión era Zúñiga, de allí partían a sus pueblos para verse de nuevo el 23 de diciembre. Diciembre, en tiempo de lluvias.

Los hijos de Manuel y Teofila crecieron con disciplina, orden y cumplimiento de sus deberes. Tenía una campana colgada a un costado de la casa, cuando tañía era señal que todos, sin excepción deberían de estar en casa. En el comedor había una mesa larga donde los 11 hijos esperaban a la madre para sentarse. Ahí era el momento donde Manuel contaba anécdotas en forma vívida: historias de fantasmas, muertos que resucitaban, duendes, el arpa misteriosa que daba muerte al que vivía sólo en un cuarto oscuro.

También se hablaba de la Revolución Rusa; del hambre que pasaban los países europeos y de la Primera Guerra Mundial. Posteriormente las batallas del General Francisco Franco en España, la invasión de Abisinia por Mussolini. Los hijos tenían que repetir de memoria los nombres de las capitales, ríos y montañas más altas del mundo y de Perú. Con esas enseñanzas la vida era placentera en un pueblo aislado y solitario.

HÉROES DESCONOCIDOS
En una oportunidad Manuel Gamarra viajó a Lima, conseguir ayuda para curar la viruela. Su espera duró ocho días sin conseguir audiencia con el Ministro de Salud. El último día, ya muy tarde un hombre salió de su oficina. Su cartapacio cayó al suelo y los papeles se dispersaron. Manuel G. ayudó a recogerlos, el hombre agradecido le preguntó qué hacía a esas horas. Dijo que esperaba una cita con el Ministro de Salud, “mañana regreso a mi pueblo, mi economía no me alcanza para seguir esperando”. Le mencionó que la epidemia de viruela diezmaba a la población. En una semana mueren seis personas. Entonces el hombre le dijo: "Yo soy el Director de Sanidad, regrese mañana". Y así fue.

Ordenó la entrega de 300 tubos de vacuna a Manuel G. Le aconsejó llevarlos en refrigeradora. Era como pedir al Papa que deje la Basílica de San Pedro y celebre misa en Apurí. ¿Dónde conseguir una refrigeradora? ¿Quién y cómo iba transportarla? Su mulo viejo apenas podía sostener al jinete. Era imprescindible llevar las vacunas. Para mantener frío los tubos, Manuel tuvo la brillante idea de conseguir papas de buen tamaño, les hizo agujeros y ahí puso los 300 tubos de vacunas. Así llegaron las vacunas al pueblo de Huangáscar.

Mientras Teófila atendía pacientes con tifus y niños con disentería. Ella tenía que atender enfermos, la escuela y sus hijos. Todos necesitaban atención. Aprendió a enfrentar la vida desde su tierna edad y lo hizo con estoicismo y valor. Caras desfiguradas por la uta, se trataba empíricamente. Ante la impotencia se le vio llorar en silencio. Manuel se convirtió en el partero oficial. Casos difíciles de distocia, cuando el bebe estaba en posición transversal, eran salvados poniendo a la parturienta sobre una manta y haciendo movimientos para traer la cabeza a una posición viable.

En periodos de sequía con detrimento de la producción agrícola, los esposos Manuel y Teofila establecieron depósitos de alimentos para distribuir a los más necesitados. La Primera Guerra Mundial obtuvo repercusiones en los campos productivos de pan llevar, siendo substituidos por sembrados de azúcar y algodón para exportar a los países belicosos. Huangáscar carecía de agua, se acumulaba en las noches en el zanjón de Ayarumi. Allí construyó Manuel un pozo con techo y piso de piedra y arcilla para acumular agua en las noches. Otro pozo en Montenegro, en la parte baja del cementerio.

Leonor, la hija mayor fue nombrada Directora de la Escuela en Tornamesa, cerca de Matucana, por la carretera central. Allí adquirió el mal de Carrión o Verruga Peruana, poco después dejó de existir. Esto determinó la salida de la familia de Huangáscar, donde pasaron los más fructíferos años de sus vidas.

LEGADO
Los años pasaron. La familia Gamarra-Cortijo al ausentarse dejó:

1. Un Centro Escolar de Educación Primaria completa, de 1º a 5º año.
2. Luz eléctrica. Un motor escocés a base de petróleo, para iluminar la calle.
3. Una radio Telefunken para escuchar noticias por Radio Nacional del Perú a las doce del día. El radio se colocó en la pared frontal de la cárcel.
4. Vigilancia de derechos humanos, evitando el abuso de las autoridades a los transeúntes. A los llameros se le exigía pagos por derecho de camino. Sino eran encarcelados de tres a cuatro días. La familia Gamarra les llevaban alimentos y agua, provocando la cólera en los carceleros.
5. Numerosos estudiantes de Manuel y Teofila llegaron a ser profesionales: ingenieros, abogados, médicos, geólogos y dentistas. Algunos viajaron al extranjero donde ejercieron su profesión. Doña Teófila estimuló la Religión Católica, acudiendo los domingos a la iglesia, conjuntamente con otras señoras piadosas para rezar el Rosario.

ORIGEN DEL CLUB DE MADRES DE HUANGASCAR

El “Club de Madres Progresistas de Huangáscar”, se creó en enero de 1974, posteriormente, luego de varios años, en el 2003, fue inscrito en la Municipalidad Provincial de Yauyos. Ahí se reconoce al Club como organización autónoma surgida del pueblo para luchar contra la pobreza, en armonía con los planes regionales y provinciales de la nación.

El Club de Madres se creó luego de que las madres expresaron su solidaridad al unirse para apoyar con la preparación de alimentos para la gente que estaba trabajando en abrir la actual carretera de trocha que se inicia en San Jerónimo. Los pobladores de esas localidades, ante el aislamiento y pobreza, con picos, palas y barrenos, tomaron el arduo trabajo de ellos mismos abrir la carretera frente a la indiferencia de los gobernantes.

El Club de Madres pidió ayuda a Caritas. Esta institución aceptó dar alimentos para niños y ancianos desnutridos que acudían desde los anexos. Contrataron un maquinista y un capataz y con trabajadores de los cinco distritos continuaron el trabajo. La vía llegó a Huangáscar en 1977, durante la alcaldía de don José Parra Lázaro que se celebró con banda de músicos, discursos y pachamancas. Cuentan que el Párroco Manuel Gamarra cazaba venados para dar de comer a los trabajadores. Antes, el viaje se hacía en acémilas y a pié en nueve horas, por un estrecho camino entre piedras. Desde su inicio, la apertura de la carretera demoró 27 años.

Posteriormente, en el año 1987 el Club decidió ayudar en la construcción del atrio de la iglesia. Era habitual ver a las madres cargar piedras, cemento y lodo en sus hombros. Cuando cesó el apoyo de Caritas, el alcalde Antonio Girón G. solicitó ayuda de insumos alimentarios al PRONAA a fin de que continúe funcionando el Comedor y se financie la compra de un terreno, para que el Club tenga local propio. Es en ese terreno donde el nuevo local se ha construído.

Las historias contadas por mi madre de la época de su niñez en Huangáscar me impulsaron a conocer el lugar donde ella correteo en los alfalfares bajo el cielo azul, donde tío Manuel cazaba venados y tigres y donde mi abuelitos dejaron su corazón.

Al llegar a Huangáscar encontré un pueblo que parecía que se había detenido en el tiempo. Los pobladores me miraban sorprendidos. Era un pueblo desolado y muchas casas estaban destruidas. Hacia menos de un ano que terremoto del 2007 sorprendió a los pobladores en la celebración del 15 de Agosto.

La migración a la capital en busca de oportunidades había mantenido a Huangáscar sin crecimiento demográfico. En 100 años no había habido progreso y incluso había retrocedido en cuanto a los principios de disciplina, honradez y trabajo inculcados por los primeros maestros.

Esperanza Aguado y su esposo Antonio Girón, nativos del lugar, recordaron a mi madre y me recibieron con muestras de cariño y me dieron hospedaje. Esperanza fue la primera Presidenta del Club de Madres. Esta vez, era su hija Margarita la nueva Presidenta. Al día siguiente de mi llegada y en presencia de los principales representantes del pueblo: Alcalde, Jefe de la Comunidad, Comisario, algunas representantes del Club de Madres y otros, transmití el mensaje que les traía. Mi madre, Irma Gamarra, no les había olvidado y mandaba una donación inicial para el Club de Madres.

CONSTRUCCION Y FINANCIAMIENTO DEL ACTUAL LOCAL (2012)

La construcción se inició con los fondos donados por Irma Gamarra Cortijo. Con esos fondos se contrató al arquitecto Carlos Díaz. El diseño tomó en cuenta la cultura del pueblo (cocina con leña), se agregó la chimenea, para evitar la contaminación. El uso de tejas para resistir las lluvias y disminuir el sonido de las calaminas. El local es de material noble, de tres pisos incluyendo el sótano y está acondicionado para resistir movimientos sísmicos.

El Estudio de Necesidades, Monitoreo y Seguimiento de la obra, lo hizo la que escribe este relato en conjunto con el Sr. Percy Silva, Maestro de Construcción de la Obra y en permanente consulta con las miembros de la directiva del Club de Madres.

Las madres colaboraron con la limpieza del terreno; y los alcaldes de Huangáscar y Yauyos donaron ventanas, puertas, 100 bolsas de cemento y tejas. Muchas veces el Sr. Percy viajó en motocicleta en días de lluvia para cumplir con las fechas de la obra. Su experiencia y honradez hicieron posible que no se desperdiciara dinero ni material. Los fondos se canalizados directamente a compra de materiales en Cañete y pago por mano de obra.

El señor Alfredo Villanueva Chuquizuta, nieto de Manuel Jesús Gamarra Rojas condujo el vehículo en los viajes de monitoreo de la obra. Su apoyo incondicional desde el inicio de la obra contribuyó tremendamente con el éxito del logro del local del Club de Madres. La construcción duró dos años. En condiciones normales, sin lluvias y dinero disponible, pudo haberse hecho en cinco meses.

COSTO DE LA OBRA

El costo (mano de obra y materiales) es de US$ 60,000.00 dólares. La mayor parte fueron proporcionados por la familia Gamarra y la Iglesia "Exaltemos a Jesús" de Canadá donde María Palomino Gamarra se congrega. Algunos huangasquinos donaron implementos de gasfitería y montos menores de $200.00 USA dólares. El dinero no vino del Gobierno, esto otorga autonomía y flexibilidad al Club de Madres.

MOTIVO DE LA CONSTRUCCIÓN

El nuevo local ha sido construido con el único interés de beneficiar a los mas necesitados de Huangáscar y Anexos, aliviando la pobreza y discriminación de la mujer. Cada ladrillo se colocó teniendo en mente los principios cristianos de amor, justicia, verdad y equidad. Es el deseo de los benefactores que el local se use para lo siguiente:

• Preparación de alimentos para pobres, especialmente en épocas de sequía.
• Lugar cultural donde la gente aprenda sobre la historia de su pueblo.
• Que el local se use para llevar a cabo talleres sobre salud, nutrición, higiene, planificación familiar, prevención de enfermedades, primeros auxilios, para discutir formación de micro empresas (crianza de animales, elaboración del queso y tejido regional con conocimiento de los derechos humanos.
• Que el local sirva para fomentar el turismo de la zona.
• Que una a Huangáscar con el mundo a través del internet
• Biblioteca con énfasis en los derechos de la mujer, salud, nutrición y civismo.
• Que se utilice como guardería para niños menores de cinco años.
• Que el Club continúe siendo una organización independiente, que represente y defienda el sentir del pueblo.

Se apoyará a las madres en el desarrollo de un Plan de Acción, con Estatutos y Manual de Responsabilidades.

ACTUAL SITUACIÓN Y NECESIDADES

Muchas madres son analfabetas. Hay madres menores de 14 años de edad. Existe abuso y prevalencia del machismo. Madres con más de diez hijos en condición de pobreza. (Información recabada por Maria Palomino en Julio 2011).

Se necesita:

• Voluntarios que apoyen recopilar estadísticas y proveer capacitación a las madres en cuanto a sus derechos y desarrollo de sus habilidades.

• Fondos para adquirir máquinas de coser, computadores, libros didácticos, de salud, nutrición, educación cívica, etc.

• Fondos para carpintería: repisas, mesas, sillas, puertas y ventanas.


INAGURACIÓN DE LA OBRA

El local lo bendijo un sacerdote y un grupo de misioneros canadienses de la iglesia "EXALTEMOS A JESÚS" de Ottawa, Canadá el 11 de agosto del 2012. Los miembros del Club de Madres prepararon la famosa pachamanca huangasquina y ofrecieron pequeños obsequios a los visitantes.

Se colocó una placa de mármol en la pared del salón del primer piso, cuya inscripción dice:

CLUB DE MADRES PROGRESISTAS DE HUANGASCAR
Construido en el nombre de Jesús para
Apoyar a los más pobres y desvalidos de Huangáscar y anexos.
Financiado por los descendientes de: Manuel Jesús Gamarra y Teófila Cortijo,
Primeros maestros del pueblo y
por la iglesia "Exaltemos a Jesús" de Ottawa, Canadá.

Maestro Constructor:
PERCY SILVA NAVARRO

Huangáscar 15 de agosto 2012

Otra placa más pequeña fue colocada en la pared de la entrada al Club, con la siguiente inscripción que se remonta a nuestros ancestros los Incas y a los principios enseñados por los primeros maestros de Huangascar, Manuel y Teofila.

CLUB DE MADRES PROGRESISTAS DE HUANGASCAR
Ama sua: No robes
Ama qella: No seas ocioso
Ama llulla: No mientas

Construido en el nombre de Jesús para
apoyar a los mas pobres y desvalidos
de Huangáscar y anexos.

Familia Gamarra
Huangáscar 15 de Agosto 2012

RESPUESTA A UNA ORACION ELEVADA HACE MAS DE 100 ANOS

El local del Club de Madres es la respuesta de una oración elevada hace más de cien años por una joven mujer que se convirtió en Madre, Maestra y Médico de Huangáscar. En ese pueblo dejó su vida, esperanzas y sufrimientos amalgamados entre los cerros y rocas de ese pequeño pueblo escondido en la Cordillera de los Andes. Esa mujer fue mi abuelita, Teófila Cortijo Segovia de Gamarra. Doy gracias a Dios por el privilegio de ser parte de la respuesta a su oración. En honor a Jesucristo, el Hijo del Dios vivo.

Descripción hecha por María Teresa Palomino Gamarra, nieta de Teófila Cortijo y Manuel Jesús Gamarra, primeros maestros de Huangásca en colaboración con Irma y Alfredo Gamarra Cortijo.