miércoles, 27 de marzo de 2013

YUNCAIPARA: EDÉN DEL DISTRITO DE MADEÁN, DE LA ZONA SUR DE YAUYOS

Por: Manuel Madueño Ramos

Yuncaipara es no de los anexos del distrito de Madeán. Se halla asentada sobre una amplia falda de terreno. Se inicia en el río “Auquichanka” y se prolonga por las cumbres de cerros ennegrecidos por el sol: Vizcaya y “Chunapata”; siguiendo la margen del río hasta “Qanchilla”, propiedad de los grandes pastizales de los herederos de Segundo Meneses, que hace años fue uno de los grandes terratenientes de la zona, dueño de miles de cabeza de ovino y cientos de vacas y mulos que pacían sosegadamente en “Chacuy”, “Pallqacancha” y otros lugares. Sus herederos tratan de mantenerlos, pero deficientemente por falta de orientación técnica y preparación.

Yo creo que Yuncaipara merece todos los apelativos y muchos más. Es despensa, porque se cultiva toda clase de plantas alimenticias y se crían animales que se consume en Madeán y otros pueblos importantes. Y es jardín y es edén porque, saliendo del distrito por el camino que conduce a los pueblos de Ortigal y Tayamarca nos encontramos con un paisaje hermoso e incomparable belleza que no existe en ninguno de los pueblos de la zona sur de Yauyos. Está también la laguna de Cochapampa encerrada entre las enhiestas cumbres de “Allqamarca”, “Wankamarca” y “Llacsacancha”.

Después de diez minutos de caminata se llega a la cumbre del cerro “Wankamarca”, para divisar todo el panorama. Se desciende por un camino hasta encontrarse con la carretea que une Madeán con Ortigal y La Florida. Allí comienza el barrio de Yuncaipara que por su arrobador paisaje es el poblado más romántico de toda la zona. Sus casas diseminadas a lo largo de dos kilómetros y medio, por debajo y encima de dos anchurosos caminos: primero se dirige a Tayamarca y el otro a Ortigal. El camino superior cruza el paraje de Acho, Janchilla, Clavelpata donde se inicia la subida hacia Tayamarca.

Sus ubérrimas tierras, arropadas por un incomparable clima y fecundadas por dos benéficas vertientes, propicias para el cultivo de cereales, legumbres, verduras, tubérculos, además de frutos silvestres igualmente deliciosos: el mito, tuna, umpullo, capulí, antailuma y el shoqonpe. Sus alfalfares dan un verdor permanente, donde se alimenta tranquilamente el ganado que ha de proveer de leche y carne a muchas familias de la ciudad. En la margen derecha del rió “Auquichanka”, la ladera sube abruptamente en sucesivos andenes a las cumbres de “Llacsacancha; y a la izquierda, el terreno baja en suaves estrados que van a morir en las orillas de “Chaca” y “Tacul” cerca del río grande.

Todo el panorama está flanqueado por casas y parcelas de terreno, el camino carretero es llano hasta el lugar denominado Antatenga y de allí al puente de cemento que cruza el río. Asciende la vía culebreando siguiendo las márgenes del río “Ispachi” con dirección a La Florida y de allí a Huancayo.

Por encima del camino principal, se dirige a Tayamarca y debajo de la acequia, está el local municipal, en la lomada está la ermita donde se rinde culto a la Cruz de Yuncaipara. Según la tradición, en la cima de esta mole tuvo su palacio el Cacique de Huachaca, que probablemente eligió el lugar por motivos de defensa y de contemplación, ya que desde allí se apreciar un amplio panorama en un ángulo de trescientos sesenta grados, y a varios kilómetros a la redonda. Realmente, es un lugar como para ponerse a soñar, extasiado por la belleza de los alrededores y la quietud del lugar.

Es indudable, que las bondades de estos románticos parajes han influido en la idiosincrasia de los yuncaiparinos, que se distinguen por ser sencillos, emprendedores, amigables, hospitalarios, pacíficos y muy comunicativos. Semejantes a sus vecinos de Vizcaya, son trabajadores que se dedican a la agricultura y ganadería de menor escala. El forastero que viene de los pueblos de Huangáscar, La Florida o de Víñac, después de cruzar las cálidas orillas del río, continuará por la escabrosa y empinada senda hasta llegar a Parionilla, en donde encontrará, con toda seguridad, el descanso para su fatigado cuerpo y de sus caballerías. Con sus energías renovadas proseguirá su peregrinaje hasta su destino

En este barrio tiene lugar la fiesta de la Cruz que se celebra el 10 de mayo. En esta bella campiña se congregan ciento de feligreses que llegan a pedir sus bendiciones, ávidos de encontrar amor y amistad. Ciudadanos de Viñac, Madeán, llegan a beber el agua del manantial del famoso “Negro Puquio”. Con motivo de la festividad se convierte en un punto de encuentro de los amigos provenientes de Ortigal, Florida, Víñac, Tayamarca, Vizcaya y de San Pedro de Huacarpana. Quienes vivimos nuestra juventud en Madeán no pudimos sustraernos a la expectativa de concurrir a esta festividad, de sentirnos contentos y emocionados durante la fiesta, de saborear sus exquisitas comidas típicas, de alegrarnos en sus bailes populares.

Al rememorar esta Festividad queremos rendir nuestro homenaje al barrio de Yuncaipara, augurándole que siga alcanzando el progreso que han propuesto sus hijos. Conocemos de cerca la preocupación de sus autoridades, maestros, ciudadanos que viven entrañablemente aferrados al terruño y de los que luchan por él aún estando en ciudades lejanas. Para todos ellos, va nuestro recuerdo y nuestro fraternal saludo.

Un recuerdo especial para los primeros habitantes de este barrio: Segundo Meneses, Mariano Chinchón Ramos, Gaspar Odría y sus hijos los Hermanos: Candelario, Fermín y Carlos Odría, Ramón Huari Leyva, Juan Bautista Leyva, Catalino Meneses y esposa Jacoba Álvarez, etc.