Hace poco tiempo Henry Pease presentó en la Casa de la Cultura de esta ciudad, la primera edición de su último libro,[1] realizada por el Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú. El Problema Central identificado por el autor, es de que
la Democracia Representativa no funciona porque los representantes no representan; los que gobiernan no lo hacen de cara a la representación para tratar de adecuar sus actos a ella, y los resultados no llegan a las mayorías (rendición de cuentas o concertación de alternativas futuras). La democracia actual genera una acumulación de ilegitimidad y un cinismo institucionalizado.
La propuesta del autor: Cambios respetando la tradición constitucional Presidencialista pero adecuándolos a las necesidades de un estado descentralista, con tres gobiernos (nacional, regional y local); dichos cambios requieren efectuarse más por razones económicas y sociales que políticas. El Perú actual tiene aproximadamente el 50% de su población en estado pobreza y cifras similares en subempleo e informalidad; existe un mediocre acceso a la Educación, la Salud y la Seguridad Social; las políticas económicas acentúan la Desigualdad y el efecto político es polarizador. Sin cambios de fondo, estructurales que alteren la situación de pobre y la falta de empleo adecuado para los peruanos, es difícil que las Instituciones se asienten. Si no hacemos un esfuerzo para desarrollar nuestras capacidades y atendemos las demandas sociales, éstas terminan siendo violencia.
Existe una democracia débil en el Perú, según CPI (2007, Junio) el 96,5% de la población confía poco o nada en el Congreso, APOYO (2007, Junio) señala que el 81% no se sienten representados en el Congreso y el Instituto de Opinión Pública de la PUCP (2007, Julio) señala que el 63,4% de la población está insatisfecha o muy insatisfecha de la democracia en el Perú.
Se asocia la democracia representativa al fraude y al engaño, el política nunca cumple su palabra, según Latinobarómetro (2006, Octubre) el 52% de la población considera que sin partidos no hay democracia, el 54% opina que sin Congreso no hay democracia, un 23% considera que la democracia puede funcionar sin partidos y sin Congreso, un 69% señala que la democracia es el mejor o el menos malo de los sistemas políticos y un 20% señala que se gobierna a favor de los intereses del pueblo.
La satisfacción con la democracia está en relación directa con la calidad de los servicios que el Estado es capaz de prestar a la población, según Latinobarómetro (2007, Octubre) el Perú ocupa el penúltimo país en Latinoamérica, satisfecho con la democracia con un 17%; el 72% de los servicios básicos del Estado Peruano son deficientes; el promedio de Apoyo al Gobierno en Latinoamérica es del 52%, el Perú sólo tiene el 27%, la confianza en las organizaciones políticas en el Perú es sólo del 14%, tenemos el más bajo índice en Acceso a la Justicia con un 8%.
La reforma de la democracia es una reforma política (título del libro) que se asienta sobre el proceso de descentralización, hay que afianzarlo enfatizar la necesidad de hacer transparente la gestión pública y la rendición de cuentas de cada nivel de gobierno. Será necesario desarrollar mecanismos de participación ciudadana en cada nivel de gobierno que viabilicen esta transparencia y esta información.
la Democracia Representativa no funciona porque los representantes no representan; los que gobiernan no lo hacen de cara a la representación para tratar de adecuar sus actos a ella, y los resultados no llegan a las mayorías (rendición de cuentas o concertación de alternativas futuras). La democracia actual genera una acumulación de ilegitimidad y un cinismo institucionalizado.
La propuesta del autor: Cambios respetando la tradición constitucional Presidencialista pero adecuándolos a las necesidades de un estado descentralista, con tres gobiernos (nacional, regional y local); dichos cambios requieren efectuarse más por razones económicas y sociales que políticas. El Perú actual tiene aproximadamente el 50% de su población en estado pobreza y cifras similares en subempleo e informalidad; existe un mediocre acceso a la Educación, la Salud y la Seguridad Social; las políticas económicas acentúan la Desigualdad y el efecto político es polarizador. Sin cambios de fondo, estructurales que alteren la situación de pobre y la falta de empleo adecuado para los peruanos, es difícil que las Instituciones se asienten. Si no hacemos un esfuerzo para desarrollar nuestras capacidades y atendemos las demandas sociales, éstas terminan siendo violencia.
Existe una democracia débil en el Perú, según CPI (2007, Junio) el 96,5% de la población confía poco o nada en el Congreso, APOYO (2007, Junio) señala que el 81% no se sienten representados en el Congreso y el Instituto de Opinión Pública de la PUCP (2007, Julio) señala que el 63,4% de la población está insatisfecha o muy insatisfecha de la democracia en el Perú.
Se asocia la democracia representativa al fraude y al engaño, el política nunca cumple su palabra, según Latinobarómetro (2006, Octubre) el 52% de la población considera que sin partidos no hay democracia, el 54% opina que sin Congreso no hay democracia, un 23% considera que la democracia puede funcionar sin partidos y sin Congreso, un 69% señala que la democracia es el mejor o el menos malo de los sistemas políticos y un 20% señala que se gobierna a favor de los intereses del pueblo.
La satisfacción con la democracia está en relación directa con la calidad de los servicios que el Estado es capaz de prestar a la población, según Latinobarómetro (2007, Octubre) el Perú ocupa el penúltimo país en Latinoamérica, satisfecho con la democracia con un 17%; el 72% de los servicios básicos del Estado Peruano son deficientes; el promedio de Apoyo al Gobierno en Latinoamérica es del 52%, el Perú sólo tiene el 27%, la confianza en las organizaciones políticas en el Perú es sólo del 14%, tenemos el más bajo índice en Acceso a la Justicia con un 8%.
La reforma de la democracia es una reforma política (título del libro) que se asienta sobre el proceso de descentralización, hay que afianzarlo enfatizar la necesidad de hacer transparente la gestión pública y la rendición de cuentas de cada nivel de gobierno. Será necesario desarrollar mecanismos de participación ciudadana en cada nivel de gobierno que viabilicen esta transparencia y esta información.
Hoy el departamento de Lima, por tener entre sus provincias la capital de la República con una población que bordea la tercera parte del país, elige a 35 representantes que se concentran en Lima y se ha dejado a las demás provincias del departamento sin posibilidad de elegir representantes. Tiene que restituirse este derecho ya que no se puede dejar a una parte de la ciudadanía sin representación.
La magnitud de Lima Metropolitana (provincia y gobierno regional a la vez) hace que sus representantes se vean a sí mismos y sean vistos como políticos “nacionales”, lejanos a la gente concreta. Lima Norte, Lima Sur y Lima Este son verdaderas ciudades que se diferencian social y urbanísticamente del conjunto más ligados al casco urbano tradicional. El autor propone que cinco distritos electorales reemplazarían al departamento de Lima en la elección de diputados. De esta manera, además, habría distritos de tamaño más parejo entre los que usan como circunscripciones la división territorial y aplican el sistema proporcional.
Sería extenso comentar otros aportes pero vale la pena señalarlos, tales son: La revisión de las circunscripciones donde el electorado se ha concentrado en la capital del Departamento (Arequipa, Trujillo y Chiclayo); romper la simultaneidad perfecta que existe entre las elecciones presidencial y parlamentaria, reducir el mandato en la Cámara de Diputados a la mitad, renovar la mitad de la Cámara de Diputados a la mitad del período presidencial, propone elegir a los parlamentarios en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y afincar a los representantes en sus electores.
En cuanto a recuperar la democracia representativa en los Consejos Regionales y Locales, el autor sostiene que hay que eliminar la ley que otorga mayoría absoluta en el Consejo a la lista que encabeza el Presidente regional o el Alcalde, al margen de los votos que ha obtenido y hay que exigir más bien que solo sea elegido alcalde aquel que haya obtenido más de la mitad de los votos válidos. Las mejores innovaciones deberán ser fruto de una descentralización legislativa en el campo municipal. Una segunda vuelta debe elegir al Presidente Regional o al Alcalde que no alcanzó la votación dispuesta por la ley y no debe forzarse la conformación de los consejos. Sin embargo, puede la ley propiciar que se formen alianzas entre partidos para darle mayoría al Presidente o al Alcalde.
Hay que revisar las competencias del Ejecutivo y del órgano colegiado. Las atribuciones de este no deben poner en cuestión la función ejecutiva y el Presidente Regional o el Alcalde no pueden poner límite a la función fiscalizadora de los Consejos. Para fiscalizar bien hay que tener las manos libres de responsabilidad ejecutiva. Es preferible simplificar funciones, pero garantizar la función deliberante. No tiene sentido seguir teniendo consejeros o regidores que aspiran fundamentalmente a ser ejecutivos de parte de las funciones que concentra el presidente regional o el alcalde.
En cuanto a medidas para fortalecer los partidos políticos, se plantea entre otras, por ejemplo la vacancia automática de quien deja de pertenecer al partido que lo llevó al Congreso o al Consejo Regional o Municipal.
Queda en el tintero por falta de espacio lo relacionado con las reformas en el sistema de gobierno.
La magnitud de Lima Metropolitana (provincia y gobierno regional a la vez) hace que sus representantes se vean a sí mismos y sean vistos como políticos “nacionales”, lejanos a la gente concreta. Lima Norte, Lima Sur y Lima Este son verdaderas ciudades que se diferencian social y urbanísticamente del conjunto más ligados al casco urbano tradicional. El autor propone que cinco distritos electorales reemplazarían al departamento de Lima en la elección de diputados. De esta manera, además, habría distritos de tamaño más parejo entre los que usan como circunscripciones la división territorial y aplican el sistema proporcional.
Sería extenso comentar otros aportes pero vale la pena señalarlos, tales son: La revisión de las circunscripciones donde el electorado se ha concentrado en la capital del Departamento (Arequipa, Trujillo y Chiclayo); romper la simultaneidad perfecta que existe entre las elecciones presidencial y parlamentaria, reducir el mandato en la Cámara de Diputados a la mitad, renovar la mitad de la Cámara de Diputados a la mitad del período presidencial, propone elegir a los parlamentarios en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales y afincar a los representantes en sus electores.
En cuanto a recuperar la democracia representativa en los Consejos Regionales y Locales, el autor sostiene que hay que eliminar la ley que otorga mayoría absoluta en el Consejo a la lista que encabeza el Presidente regional o el Alcalde, al margen de los votos que ha obtenido y hay que exigir más bien que solo sea elegido alcalde aquel que haya obtenido más de la mitad de los votos válidos. Las mejores innovaciones deberán ser fruto de una descentralización legislativa en el campo municipal. Una segunda vuelta debe elegir al Presidente Regional o al Alcalde que no alcanzó la votación dispuesta por la ley y no debe forzarse la conformación de los consejos. Sin embargo, puede la ley propiciar que se formen alianzas entre partidos para darle mayoría al Presidente o al Alcalde.
Hay que revisar las competencias del Ejecutivo y del órgano colegiado. Las atribuciones de este no deben poner en cuestión la función ejecutiva y el Presidente Regional o el Alcalde no pueden poner límite a la función fiscalizadora de los Consejos. Para fiscalizar bien hay que tener las manos libres de responsabilidad ejecutiva. Es preferible simplificar funciones, pero garantizar la función deliberante. No tiene sentido seguir teniendo consejeros o regidores que aspiran fundamentalmente a ser ejecutivos de parte de las funciones que concentra el presidente regional o el alcalde.
En cuanto a medidas para fortalecer los partidos políticos, se plantea entre otras, por ejemplo la vacancia automática de quien deja de pertenecer al partido que lo llevó al Congreso o al Consejo Regional o Municipal.
Queda en el tintero por falta de espacio lo relacionado con las reformas en el sistema de gobierno.
Vicente David Rojas Paico
Abogado-Consultor
http://davidrojaspaico.blogspot.comrojaspaicoabogados@gmail.com