Por: Lic. Silvio Rodríguez Huamán
Ha concluido el primer año de gestión del alcalde golondrino sin ton ni son. Pero ¿que se podía esperar de un trafero? ¿Qué haga las cosas legalmente? ¡No! Imposible. Realmente qué puede mostrar como obra significativa del presente año. Se la ha pasado puliendo la plaza, que con el temblor del 15 de agosto, mostró lo mal que hay en la obra: resquebrajaduras del piso y de las paredes, a pesar de ser una construcción novísima y millonaria. Refleja las falencias técnicas en la construcción, que pueden ser en los materiales empleados o de los técnicos y profesionales que están a cargo de la obra. Ahora, la responsabilidad no es únicamente del alcalde golondrino, sino incluye a sus concejales, que más se parecen sus sirvientes. Ninguno se ha pronunciado ni a favor ni en contra, son neutros. Un exalumno de Otón, observó en Imperial durante el ajetreo por canalizar la ayuda a los damnificados, que Otón limpiaba el carro del alcalde le pareció mal, hasta ese momento creía que Otón “dominaba” o por lo menos era el guía del concejo; según sus palabras “se sintió decepcionado de su antiguo profesor” A mi no me parece que Otón hace mal cuando limpia el carro de su jefe, está mal cuando no cuestiona la actitud y mala gestión del golondrino; se supone siendo un profesional es el llamado a poner las pautas, no tiene la capacidad acaso?, Los vecinos me hacen recordar que en su campaña, prometió de ser elegido, vivir en Azángaro, para subsanar la anterior gestión, pero... igual, sigue los pasos de su jefe, su guía, su bienhechor. Una lástima. Una característica del buen gobernante es su humildad. Un historiador escribía “El líder vietnamita Ho Chi Minh, cuando asumió la presidencia de su país, llegaba a la casa de gobierno en bicicleta y en sandalias. Si le preguntaban por qué no lo hacía en el carro oficial decía: Enseñemos a gobernar con el ejemplo. Más tarde, retirado del gobierno, prefirió vivir en una casa modesta, pese a todo lo que le ofrecían”. En el caso peruano, es altamente ejemplar la vida política de Alfonso Barrantes Lingán, quien murió pobre, pero admirado por todos, nadie pudo acusarle de haberse apropiado de los recursos del municipio limeño mientras fue alcalde y jamás demostró ostentación o lujo. Es lo que le falta al alcalde golondrino, no madura por el bien social, sólo le importa lo personal. No pido al alcalde golondrino que ande con bicicleta, sino que administre mejor los recursos. Hay necesidades cruciales en el distrito, y no la plaza, que en dos años no hay cuando concluir. Son más de medio millón de soles que ha recibido hasta ahora, en que se invierte; en su pollería acaso, en sus estudios, en sus gollerías? Reza el refrán, “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. De manera que es hora de tomar decisiones por el desarrollo de nuestro pueblo, este mal no es eterno; los azangarinos somos capaces de revertir esta situación, la ley nos ampara.
Preparemos el camino para la REVOCATORIA, las condiciones están dadas, es sólo cuestión de asumir firmemente; con convicción y fé en el futuro de nuestro pueblo, de nuestros hijos. Así será, por que lo queremos, porque es una necesidad histórica, por nuestros gloriosos antepasados y por el luminoso futuro de nuestros hijos.
Ha concluido el primer año de gestión del alcalde golondrino sin ton ni son. Pero ¿que se podía esperar de un trafero? ¿Qué haga las cosas legalmente? ¡No! Imposible. Realmente qué puede mostrar como obra significativa del presente año. Se la ha pasado puliendo la plaza, que con el temblor del 15 de agosto, mostró lo mal que hay en la obra: resquebrajaduras del piso y de las paredes, a pesar de ser una construcción novísima y millonaria. Refleja las falencias técnicas en la construcción, que pueden ser en los materiales empleados o de los técnicos y profesionales que están a cargo de la obra. Ahora, la responsabilidad no es únicamente del alcalde golondrino, sino incluye a sus concejales, que más se parecen sus sirvientes. Ninguno se ha pronunciado ni a favor ni en contra, son neutros. Un exalumno de Otón, observó en Imperial durante el ajetreo por canalizar la ayuda a los damnificados, que Otón limpiaba el carro del alcalde le pareció mal, hasta ese momento creía que Otón “dominaba” o por lo menos era el guía del concejo; según sus palabras “se sintió decepcionado de su antiguo profesor” A mi no me parece que Otón hace mal cuando limpia el carro de su jefe, está mal cuando no cuestiona la actitud y mala gestión del golondrino; se supone siendo un profesional es el llamado a poner las pautas, no tiene la capacidad acaso?, Los vecinos me hacen recordar que en su campaña, prometió de ser elegido, vivir en Azángaro, para subsanar la anterior gestión, pero... igual, sigue los pasos de su jefe, su guía, su bienhechor. Una lástima. Una característica del buen gobernante es su humildad. Un historiador escribía “El líder vietnamita Ho Chi Minh, cuando asumió la presidencia de su país, llegaba a la casa de gobierno en bicicleta y en sandalias. Si le preguntaban por qué no lo hacía en el carro oficial decía: Enseñemos a gobernar con el ejemplo. Más tarde, retirado del gobierno, prefirió vivir en una casa modesta, pese a todo lo que le ofrecían”. En el caso peruano, es altamente ejemplar la vida política de Alfonso Barrantes Lingán, quien murió pobre, pero admirado por todos, nadie pudo acusarle de haberse apropiado de los recursos del municipio limeño mientras fue alcalde y jamás demostró ostentación o lujo. Es lo que le falta al alcalde golondrino, no madura por el bien social, sólo le importa lo personal. No pido al alcalde golondrino que ande con bicicleta, sino que administre mejor los recursos. Hay necesidades cruciales en el distrito, y no la plaza, que en dos años no hay cuando concluir. Son más de medio millón de soles que ha recibido hasta ahora, en que se invierte; en su pollería acaso, en sus estudios, en sus gollerías? Reza el refrán, “No hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista”. De manera que es hora de tomar decisiones por el desarrollo de nuestro pueblo, este mal no es eterno; los azangarinos somos capaces de revertir esta situación, la ley nos ampara.
Preparemos el camino para la REVOCATORIA, las condiciones están dadas, es sólo cuestión de asumir firmemente; con convicción y fé en el futuro de nuestro pueblo, de nuestros hijos. Así será, por que lo queremos, porque es una necesidad histórica, por nuestros gloriosos antepasados y por el luminoso futuro de nuestros hijos.